La Fiscalía de Nueva York cree que puede ser una “farsa” el sistema de Exxon Mobil para evaluar el impacto del cambio climático en su negocio. La acusación supone una escalada en la investigación del fiscal Eric Schneiderman que busca determinar si la mayor compañía energética del mundo engañó a sus inversores sobre el impacto del cambio climático.
Schneiderman asegura tener pruebas de declaraciones “potencialmente falsas y engañosas” de Exxon sobre el impacto del calentamiento global, según documentos judiciales difundidos este viernes. El fiscal insta a la compañía a divulgar toda su documentación interna.
La nueva información se conoce al día siguiente de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciase la salida de Washington del Acuerdo de París. Exxon defendía permanecer en el pacto contra el cambio climático. El secretario de Estado, Rex Tillerson, era hasta finales del año pasado el máximo responsable de Exxon y es un actor clave en la investigación de la Fiscalía de Nueva York.
El caso, que se inició en 2015, toca de lleno una realidad empresarial: cómo los gigantes energéticos afrontan la amenaza del cambio climático. En un reflejo de la creciente inquietud, un 62% de los accionistas de Exxon votó el miércoles a favor de una resolución, a la que se oponía la empresa, que insta a divulgar más información sobre cómo el cambio climático y las regulaciones medioambientales pueden afectarle.
La investigación también evoca ecos del pasado. Las pesquisas de Nueva York, junto a otras de la Fiscalía de Massachusetts, se inspiran en las que se hicieron en el pasado a la industria tabacalera. Las compañías admitían internamente los perjuicios del tabaco sobre la salud, mientras públicamente lo minimizaban.
Schneiderman explora el método que utiliza, desde 2007, Exxon para dar a sus inversores una estimación del impacto económico que podría tener en un proyecto energético, por ejemplo una prospección petrolera, la regulación gubernamental contra el cambio climático. Según la Fiscalía, Exxon utilizaba ese coste para “garantizar” a los inversores que ninguno de los proyectos o activos se vería afectado por la regulación medioambiental.
Sin embargo, los abogados del Estado advierten de que esa promesa podría ser irreal y que solo se ha hallado un caso en que Exxon realmente aplicara internamente esa estimación de coste. Es decir, la compañía decía a sus inversores que llevaba a cabo esos cálculos, pero internamente apenas lo hacía.
Además, Schneiderman alega que documentos de la empresa entre 2010 y 2014 indican que utilizó “cifras secretas internas” que variaban de las que anunciaba públicamente. Por ejemplo, la compañía dijo en 2014 que calculaba un impacto regulatorio de 60 dólares por tonelada de emisión de gas de efecto invernadero, pero internamente utilizaba una estimación de 40 dólares por tonelada. (ElPaís)