Quito (EFE).- El expresidente ecuatoriano Rafael Correa, que retornó esta madrugada tras varios meses de residencia en Bélgica, advirtió de una “contrarrevolución” en su país, operada desde las entrañas mismas del movimiento oficialista Alianza País (AP).
Hay una “contrarrevolución desde nuestras propias entrañas”, afirmó Correa en rueda de prensa en una sede de AP en la ciudad portuaria de Guayaquil, formación cuya dirección se disputa con su sucesor en la Presidencia, el actual mandatario Lenín Moreno.
Ambos han protagonizado un duro enfrentamiento verbal que comenzó poco después de que Correa, el pasado 24 de mayo, entregara la Presidencia del país a Moreno, quien se desempeñó como su vicepresidente en el primer periodo de gestión (2007-2017).
Moreno ha acusado a Correa de casi todos los males que sufre el país, especialmente por las dificultades económicas, extremo que el exgobernante niega y que considera una actitud de deslealtad con la Revolución Ciudadana, el nombre de la estrategia de Gobierno de AP.
Correa no ocultó la fragilidad política y partidista que ha provocado la disputa con Moreno, pero dijo a sus simpatizantes que de esta crisis se pueden “sacar oportunidades”.
“Vamos a volver a nuestras raíces” de izquierda y “a las calles” para recomponer el movimiento, agregó Correa al calificar la gestión de seis meses en el poder que lleva Moreno como un retroceso que se ha expresado en la “inmovilización de la economía”.
También criticó que el ala fiel a Moreno de Alianza País quiera apoderarse de la conducción del movimiento, un hecho que, según dijo, no lo permitirá.
Comparó su situación con las traiciones que la historia ha recordado de la época liberal, a principios del siglo pasado, cuando el expresidente Eloy Alfaro fue asesinado en Quito por una turba dirigida por antiguos aliados que se habían unido entonces a sectores de la oligarquía.
Según Correa, en esa época también hubo “complicidad de la prensa” para justificar el magnicidio, aunque recalcó que ahora ese intento de traición será “derrotado por todo el pueblo”.
Flanqueado en la rueda de prensa por las legisladoras Marcela Aguiñaga, Gabriela Rivadeneira y el excanciller Ricardo Patiño, Correa aseguró en la rueda de prensa que regresó al país para participar en la próxima Convención Nacional de Alianza País.
En esa cita y si las bases lo aprueban, se analizará la posible expulsión de Moreno del movimiento Alianza País, así como de los militantes que ahora son críticos de la gestión que desarrolló durante su administración.
Reprochó que Moreno se haya aliado a lo que denominó como “lo peor” de la política nacional, en referencia al derechistas Partido Social Cristiano y al grupo populista comandado por el también expresidente Abdalá Bucaram (1996-97).
Los bucaramistas, dijo Correa, integran “la nueva guardia de choque” del Gobierno de Moreno y los acusó de los disturbios que se registraron esta madrugada a su arribo al aeropuerto de Guayaquil entre grupos de simpatizantes y detractores.
El exmandatario, además, señaló que de ser posible visitará en una cárcel de Quito a Jorge Glas, el vicepresidente sin funciones del país, que afronta un juicio por presunta asociación ilícita en el marco del escándalo de corrupción relacionado con la trama de sobornos de la constructora brasileña Odebrecht.
Para Correa es incomprensible que un hombre inocente como Glas se encuentre detenido, mientras que los directivos de Odebrecht mencionados en la investigación y que han confesado su culpa hayan sido sobreseídos por los jueces que siguen la causa.
El expresidente tiene previsto hoy permanecer en su natal Guayaquil para reunirse con simpatizantes y amigos y espera en los próximos días visitar varias ciudades del país con el mismo objetivo.
Se prevé que Correa retorne a Bélgica, de donde es oriunda su esposa, Anne Malherbe, tras participar en la Convención de Alianza País, el próximo 3 de diciembre, en la ciudad costera de Esmeraldas. EFE (I)