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A través del trompo, el artesano Jorge Rivadeneira mantiene un juego típico ecuatoriano elaborado a base de madera y con mucho ingenio.

Quito, 3 ene (Andes).- Ubicado en el tradicional barrio de San Roque, centro de Quito, encontramos el taller de Jorge Rivadeneira Granda más conocido como el “Sr. de los trompos” o “Don. Macizo”, que desde hace más de 50 años trabaja el torno (máquina para moldear la madera) para elaborar uno de los juguetes más tradicionales del Ecuador.

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Este quiteño nacido en 1931 comenzó a trabajar como ayudante en la carpintería de su padre cuando tenía 12 años de edad. “Mi padre tenía un taller, cuando no había luz eléctrica aquí en Quito, todo era manual. Mi papá tenía una rueda grande que eso le hacía funcional al eje del torno, entonces para confeccionar cualquier trabajo, especialmente los trompos había necesidad de dar vuelta una rueda de más o menos 1 metro por 20 centímetros“, comenta.

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Para la elaboración del trompo, que es un juguete con forma de rombo y con una punta de metal, se busca las maderas más duras como el guayacán, el chanul, el eucalipto, el guayacán blanco, cedote o pujín; se las prepara y se inicia con el trabajo que lleva alrededor de 30 minutos aproximadamente.

A medida que se va elaborando el trompo se va viendo qué es lo que le falta o lo que le está fallando y se va haciendo pruebas “hasta que salga ‘sedita’ (suave) y ‘dormilón’ osea que aguanta siquiera un minuto bailando en la mano, ese es el secreto profesional”, dice Don Jorge Rivadeneira.

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Ha creado más de 40 formas de jugar el trompo, incluyendo las tradicionales. “Se comienza haciéndole bailar en el piso, luego se le sube a la mano, el más «mucho» le hacía la cascarita es decir que pateo el trompo con el pie, lo subo a la mano y de la mano lo suelto en el aire, lo topo con la rodilla, otra vez le cojo en la mano y de ahí se sube a la terraza, o sea a la gorra”,  cuenta mientras con sus manos va envolviendo la piola que hará bailar el trompo a modo de demostración.

“El trompo siempre ha sido el juguete más preferido de entre todos los juegos tradicionales”, manifiesta con mucha nostalgia y agrega que “ahora el único entretenimiento de los niños y jóvenes y uno que otro adulto son las tablets, el celular que a la larga les hace daño, les enferma el cerebro y la vista”.

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Según Jorge, el juego del trompo descubre las habilidades de una persona. «Manejando el trompo se vuelve totalmente ágil y apto para cualquier otro trabajo», dice y por esta razón recomienda a todos los padres que tengan hijos que les conduzcan a los juegos tradicionales, en especial el trompo.

“Si no saben, vengan acá al taller yo les enseño a que sepan hacer bailar, todo eso no les cuesta nada, solamente van comprando el trompo que va con la piolita y de paso les enseño (…)

«No se olvide, cuando visite Quito y desee comprar un trompo, seguro alguien le dirá: compra los trompos del Macizo, allá en San Roque, de la esquina para subir al expenal García Moreno, ahí es, ahí baila un trompo grande en el taller, no te equivocarás”, invita don Rivadeneira desde su taller. (Agencia Andes)

 

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