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Wuare ha sido desalojada de su propiedad en reiteradas ocasiones por la empresa Ecuacorriente (ECSA), pero ella se ha dado formas para regresar a su territorio ancestral.

Rosario Wuare, es una anciana de más de 100 años (sus hijos y nietos manifiestan entre 110 y 114 años, pero no hay cédula o certificado que lo verifique), que fue desalojada en tres ocasiones de su territorio ancestral. Los trabajadores de la empresa minera ECSA, la trasladaron en camilla y amarrada hasta la ciudad del Pangui, pero ella por sus propios medios a regresado, enfrentando peligros por su avanzada edad.

Ella es la última shuar nativa de Zamora Chinchipe que habla el idioma ancestral en su esencia, además canta y conserva las tradiciones longevas de su nacionalidad. Su casa fue destruida y quemada por la transnacional minera.

Los habitantes de Tundayme y del Pangui, conjuntamente con las principales Autoridades del gobierno provincial realizaron una minga comunitaria para construirle una casa (tradicional shuar), cerca de donde fueron sus tierras (ahora territorio perteneciente a la empresa minera) ya que ella se rehúsa abandonar el lugar.

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La antigua casa de Rosario se encontraba en el territorio donde ahora se están construyendo las piscinas de lavado del mineral que se pretende extraer (cobre). La actual casa Shuar que se ha construido queda a unos 300 metros aproximadamente de donde fue su hogar. “Ella es un ejemplo de lucha y de resistencia”, manifestó el prefecto  Salvador Quishpe Lozano, quien participó de esta actividad comunitaria.

Por su parte la viceprefecta Karla Reátegui, realizó la entrega de un conjunto de mueblería para la comodidad de Rosario Wuare.

En un mes los comuneros realizaran otra minga para construir una laguna para el cultivo de alevines o truchas, ya que por la contaminación del río Tundayme y el Zamora, los peces han muerto.

Alicia Mashendo, nieta de Rosario, pide de forma eufórica el desalojo de la empresa, ya que “estos terrenos son propiedad de nuestros ancestros”, enfatizó. Ahora los familiares viven con el temor, de que la empresa ECSA vuelva a desalojar a la señora, que es un claro ejemplo de resistencia y amor a la naturaleza.

 Al evento comunitario también asistieron habitantes del Bosque Protector del Alto Nangaritza, quienes viven con la presión de las transnacionales mineras que tienen concesionado gran parte de este territorio biodiverso, y temen que les pueda ocurrir la misma situación que vivió la señora Rosario Wuare.

Fuente: GADPZCH

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