La OMS y organismos asociados celebran durante la última semana de abril la “Semana Mundial de la Inmunización”, para promover la vacunación que protege de varias enfermedades que son prevenibles.
Quito, 23 abr (Andes).- Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la inmunización previene de dos a tres millones de muertes anuales en todo el mundo, por lo que la ampliación del acceso a las vacunas es fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
La vacunación no solo evita los sufrimientos y muertes causados por enfermedades infecciosas como la neumonía, el sarampión o la poliomielitis, sino que también posibilita la consecución de prioridades nacionales como la educación y el desarrollo económico.
La última semana de abril se celebra en el mundo “La Semana de la Inmunización”. El lema de este 2018 es “Protegidos colectivamente #las vacunas funcionan», y el objetivo es sensibilizar acerca de la importancia fundamental de lograr una inmunización completa.
Este año en la Semana de la Inmunización también se hace énfasis en la protección contra el Neumococo, una bacteria que vive en las fosas nasales y la garganta de los niños, causante de hospitalización e incluso puede provocar la muerte. Entre las principales enfermedades que produce son la Neumonía, la Meningitis, la sepsis, la otitis media y la sinusitis.
En el mundo mueren unos 476 mil niños menores de 5 años a casusa de la enfermedad neumocócica. Mientras que en América Latina esta enfermedad causa entre 12 mil y 28 mil muertes, 182 mil hospitalizaciones y más de 1,4 millones de consultas ambulatorias al año.
La experiencia de Ecuador
Tamara Rosales, gerente médico de Vacunas del laboratorio GloxoSmithKline, señaló a Andes que para lograr este objetivo se requiere crear una alianza de todos los países, que han sido ejemplo en la introducción de vacunas en sus programas de inmunización y de esta manera aumentar las coberturas vacunales.
“En el caso del Ecuador ya hay disposición para la vacuna pentavalente que previene 5 enfermedades, la vacuna trivalente viral que previene tres enfermedades y se van sumando la vacuna del neumococo. Son vacunas que se han ido sumando a lo largo de los años y han generado impacto en la mortalidad, hospitalizaciones y consultas ambulatorias, principalmente en los niños”, explicó Rosales.
En este país se suministran la BCG de la Tuberculosis y la Hepatitis B a los recién nacidos; los de 2, 4 y 6 meses reciben la Pentavalente (una vacuna combinada contra la difteria, tos ferina, tétanos, hepatitis B y haemophilus), Polio, Neumococo y Rotavirus. A los 7 meses se coloca la vacuna de la Influenza y a partir del año la trivalente viral (sarampión, rubiola y paperas), además de la varicela.
“En el caso de la vacuna de Neumococo que se introdujo en el 2010 ha habido una reducción del 23% de la mortalidad infantil a nivel del Ecuador, cifra que se publicó en 2016. Parte de la iniciativa es reforzar los sistemas de vigilancia de cada uno de los países para tener cifras más fidedignas y actualizadas, es decir tener cifras año a año de esa reducción”, explicó Rosales.
En Ecuador la vacunación se realiza de forma gratuita en todos los centros de salud. Además, brigadas móviles visitan también guarderías, jardines, escuelas, centros comunitarios, mercados, plazas y otros sitios públicos que concentran población.
Rompiendo mitos
Para la experta es necesario romper ciertos mitos que existen sobre la inoculación, como por ejemplo que los padres no vacunen a los niños porque estos están sanos y más bien se enfermarían si acceden a esta práctica médica, con fiebre, malestar general e hinchazón en el área del pinchazo.
“Efectivamente las vacunas tienen eventos adversos pero tienen perfiles de seguridad que se evalúan permanentemente. Las vacunas que son muy nuevas están en el ojo del huracán y cada tres a seis meses los laboratorios deben reportar a las autoridades como el ARCSA o el Ministerio de Salud cualquier reporte de enfermedad leve, moderada o grave que se haya desencadenado después de la vacunación”, aseguró Rosales.
Con estos reportes se hace una especie de balanza entre la seguridad de la inyección (que serían los eventos adversos) y el beneficio que está generando a la comunidad, siempre y cuando el beneficio sea mayor que los riesgos.
Para que una vacuna se pueda administrar en un grupo de edad tiene que haber estudios al respecto, en los cuales hay varias fases, y lo que más se evalúa es la parte de seguridad, y progresivamente se va aumentando el número de pacientes que la van recibiendo para medir su efecto sobre la enfermedad a prevenir.
Hay que tomar en cuenta que la vacunación no solo previene las enfermedades para la persona que se vacuna sino para los que están a su alrededor. De esta manera se garantiza que la enfermedad no siga propagándose, por lo que se convierte en una responsabilidad social.
“Yo debo protegerme de una enfermedad, que probablemente a mí no me vaya a matar porque no tengo ningún factor de riesgo, pero yo tengo contacto con alguien que si tiene un factor de riesgo y lo puedo infectar. Entonces es un tema de responsabilidad social tener la mejor protección contra todas las enfermedades que podamos prevenir”, aseguró Rosales.
Además, añadió que Ecuador debe estar orgulloso de su programa de inmunizaciones. “Es un programa muy sólido en el cual hay personas que están muy comprometidas (…) Fuimos uno de los primeros países en introducir la vacuna del Neumococo, del BPH en Latinoamérica. Entonces digamos que Ecuador siempre se ha mantenido a la vanguardia en ese sentido”, finalizó.
Los grupos antivacunas
Algunas enfermedades que ya habían sido erradicadas en varios países, como el sarampión han tenido un rebrote debido a los movimientos antivacunas que han proliferado en el orbe.
Este movimiento se inició en el año 1998, cuando el Dr. Andrew Wakefield publicó un artículo en la revista The Lancet en el que explicaba que 12 niños con trastorno autista lo sufrían como consecuencia de la vacuna Triple Vírica del sarampión, rubéola y parotiditis (paperas).
Los padres empezaron a dudar si poner la vacuna o no a sus hijos, lo que provocó varios brotes de sarampión en el mundo.
En 2016 hubo 89.780 muertes en el mundo por sarampión, enfermedad que tiene en la vacunación la principal medida de prevención, con una primera dosis que se aplica a los 12 meses de edad y una segunda dosis a los 18 meses. Con este modelo se ha logrado reducir la mortalidad por esta causa en un 84% entre 2000 y 2016, evitando unos 20,4 millones de muertes.
Datos sobre la vacunación en el mundo
La inmunización previene enfermedades, discapacidades y defunciones por enfermedades prevenibles, tales como el cáncer cervical, la difteria, la hepatitis B, el sarampión, la paroditis, la tos ferina, la neumonía, la poliomielitis, las enfermedades diarreicas por rotavirus, la rubéola y el tétanos.
Se calcula que la inmunización previene unos dos a tres millones de muertes anuales, pero si se mejorara la cobertura vacunal mundial se podrían evitar otros 1,5 millones de muertes.
La tasa mundial de cobertura de la vacunación se ha estancado en el 86%.
Según datos de la OMS se calcula que en 2016 unos 19,5 millones de lactantes de todo el mundo quedaron fuera del alcance de los servicios de inmunización sistemática. Alrededor del 60% de ellos viven en 10 países: Angola, Brasil, Etiopía, India, Indonesia, Iraq, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y Sudáfrica.
En mayo de 2017, los ministros de salud de 194 países aprobaron una nueva resolución con objeto de fortalecer la vacunación para alcanzar los objetivos del Plan de acción mundial sobre vacunas 2011-2020.
En esta resolución se insta a los países a dar pruebas de un liderazgo y una gobernanza más robustos respecto de los programas nacionales de inmunización, y a reforzar los sistemas de seguimiento y vigilancia. Además, de ampliar los servicios de inmunización más allá de la infancia, que movilicen fondos internos y que refuercen la cooperación internacional.
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