Se trata de la fruta del árbol de hala, la cual es considerada como especie única por el color de su carne, y por darse en los países ribereños del Pacífico.
La fruta, que se encuentra propiamente en el sudeste asiático, el este de Australia, las islas del Pacífico y Hawái, está formada por numerosas falanges y se caracteriza por los intensos colores cálidos que decoran su carne.
Esta puede sumar 20 centímetros de diámetro y 30 centímetros de largo. La parte comestible se extrae de las falanges, que están apiñadas y protegidas por una cáscara fibrosa externa. Es rica en vitamina C y suele emplearse para tratar problemas de estreñimiento, dolores de cabeza, resfriados y episodios de asma.
Puede comerse en crudo o cocinada y su sabor es delicado y dulce. En Micronesia, es una fuente importante de alimento y también se usa mucho en la cocina maldiva. Seguramente crean que no la han probado (o no la probarán nunca) debido a su extraño aspecto, pero en el Occidente ya se usan variedades similares, sobre todo en los restaurantes de inspiración oriental.
Las hojas de la variedad ‘Pandanus amaryllifolius’, por ejemplo, se utilizan para agregar un aroma distinto a varios platos y para complementar sabores como el chocolate. Debido a su similitud en el uso, las hojas pandan a veces se conocen como la “vainilla de Asia”. Los postres que llevan estas hojas adquieren un potente color verde que no pasa desapercibido.
Hay cientos de variedades de esta especie, pero actualmente su diversidad está en decrecimiento y cada vez es más difícil encontrarla debido a la desforestación, el fuego, el abandono de las plantaciones y el aumento de la población de las zonas de donde es típica.
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