Este 9 de enero de 2025 se cumplen dos décadas y media desde que el país adoptó el dólar estadounidense como moneda oficial. La medida trajo estabilidad económica y redujo la inflación, pero enfrenta retos como el alto riesgo país y la falta de competitividad.
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La decisión de sustituir el sucre por el dólar en el año 2000 se tomó en medio de una grave crisis bancaria, con hiperinflación y devaluación constante. El entonces presidente Jamil Mahuad anunció la dolarización como último recurso para contener el deterioro económico. Desde entonces, los precios se han estabilizado y los ciudadanos han gozado de mayor certidumbre en sus gastos y ahorros.
Los analistas recalcan que la fortaleza de este sistema proviene de los dólares que ingresan a Ecuador vía exportaciones, remesas e inversión extranjera. Durante los últimos 25 años, el comercio exterior y el envío de remesas han apuntalado la economía local. Sin embargo, el alto riesgo país, que se ubica en 1 088 puntos, desanima la llegada de más capitales. A ello se suman la informalidad laboral, la presión fiscal y la apreciación del dólar, que encarece las exportaciones.
Pese a ello, la mayoría de ecuatorianos respalda la continuidad de la dolarización, al considerar que ofrece confianza financiera. Expertos señalan que el futuro pasa por profundas reformas fiscales y laborales para impulsar la competitividad y garantizar la sostenibilidad del modelo.
En el centro de Quito, una vendedora de frutas acomoda sus productos mientras los compradores, billetes de dólar en mano, observan los precios marcados en letreros sencillos. El sonido de bocinas y vendedores ambulantes ilustra cómo la moneda estadounidense se ha convertido en un elemento cotidiano para la gente, casi tan familiar como lo fue el sucre hace un cuarto de siglo.
Con 25 años de historia, la dolarización ha demostrado ser un ancla de estabilidad para el Ecuador. No obstante, la necesidad de reformar estructuras económicas y sociales persiste para que el país pueda aprovechar al máximo este sistema y proyectarse hacia un crecimiento más sólido.
Fuente: El Comercio