Reflexión sobre la reciente campaña electoral en Ecuador: entre la desconexión y la espectacularización

A medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2025, el país enfrenta retos en el diálogo político, el compromiso ciudadano y la calidad democrática.

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31 de enero de 2025

Desconexión entre política y ciudadanía

La reciente campaña electoral ha puesto en evidencia una brecha preocupante entre las propuestas políticas y las necesidades reales de la población. Estudios recientes muestran que un alto porcentaje de votantes indecisos percibe que sus preocupaciones —como la seguridad, el empleo y la salud pública— no están siendo atendidas por los candidatos.

Esta desconexión, alimentada por una falta de diálogo genuino, refleja una política que prioriza la atención mediática sobre la solución de problemas concretos. El resultado es una creciente apatía ciudadana que podría traducirse en altos niveles de abstencionismo en las elecciones presidenciales del 9 de febrero de 2025.

La política como espectáculo

En lugar de propuestas viables, los votantes se enfrentan a una campaña marcada por la superficialidad y el sensacionalismo. La “espectacularización de la política” ha relegado el contenido sustantivo, bombardeando al electorado con imágenes y mensajes vacíos que apelan más a las emociones que al análisis crítico.

Esta tendencia no solo genera frustración, sino que también desvirtúa el propósito de un proceso democrático serio, donde el debate debe girar en torno a soluciones concretas y no a ataques personales o tácticas de distracción.

Mañas politiqueras y ataques personales

La campaña electoral también ha sido escenario de ataques personales e insultos, una estrategia que sustituye al debate constructivo y degrada la calidad del discurso político. Este comportamiento polariza aún más a la sociedad ecuatoriana, genera un ambiente tóxico y aleja a los votantes del sistema político.

El respeto y la colaboración han sido reemplazados por el conflicto y la descalificación, afectando la percepción pública de los candidatos y erosionando la confianza en las instituciones democráticas.

El impacto de la desinformación

La circulación de información falsa, amplificada por las redes sociales, ha sido otro factor crítico en esta campaña. La propagación de rumores y noticias falsas ha dificultado que los ciudadanos tomen decisiones informadas, erosionando la confianza en las instituciones políticas.

Cuando los votantes no pueden distinguir entre hechos y mentiras, la democracia se debilita y el tejido social se resquebraja, lo que plantea la necesidad urgente de regular y fiscalizar el contenido en plataformas digitales.

Un llamado al cambio político

La campaña electoral de 2025 deja lecciones claras para el futuro:

  1. Reconectar con la ciudadanía: Los candidatos deben priorizar el diálogo auténtico y las soluciones realistas para las preocupaciones del pueblo.
  2. Fomentar el debate constructivo: Es necesario elevar el nivel del discurso político y centrarse en propuestas antes que en ataques personales.
  3. Combatir la desinformación: Implementar medidas efectivas para regular las redes sociales y garantizar que los votantes tengan acceso a información veraz y precisa.

A medida que el país se acerca a las elecciones presidenciales, el reto será abandonar la espectacularización y recuperar un proceso electoral que privilegie la democracia, el respeto y la participación ciudadana informada.

Fuente: El Comercio

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